“Santifica los ritos sagrados del Señor. No los profanes. Que no
se cambie el plan. No prestes atención a los que se consideran justos en su
propia estima, ni a los que se tienen por grandes, porque la victoria viene por
la humildad y la obediencia al Cristo, el Señor”. Mensaje 64
ARTÍCULOS DE FE Y PRÁCTICA
1. Creemos en Dios el Padre Eterno, que sólo él es Supremo; Creador del Universo; Gobernador y Juez de todos; invariable y sin acepción de personas.
2. Creemos en Jesucristo, la manifestación de Dios en la carne, que vivió, padeció, y murió por todo el género humano; a quien reconocemos como nuestro único Líder, Testigo y Comandante.
3. Creemos en el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, el Consolador, que escudriña las cosas profundas de Dios, trae a nuestra mente cosas pasadas, revela cosas que han de venir, y es el conducto por el cual recibimos la revelación de Jesucristo.
4. Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la trasgresión de Adán, y que como consecuencia de la expiación de Cristo "todos los niños pequeñitos viven en Cristo, también todos aquellos que están sin ley. Porque el poder de la redención viene a todos aquellos que no tienen ley; por tanto, el que no ha sido condenado, o sea, el que no está bajo condenación alguna, no puede arrepentirse; y para el cual el bautismo de nada sirve" (Moroni 8:22).
5. Creemos que por la expiación de Cristo, todos pueden ser salvos mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio, esto es: Fe en Dios y en el Señor Jesucristo; arrepentimiento y bautismo por inmersión para la remisión de los pecados; Imposición de manos para (a) ordenación; (b) bendición de los niños; (c) confirmación y comunicación del don del Espíritu Santo; (d) sanidad de los enfermos.
6. Creemos en la segunda venida literal y reinado milenario de Jesucristo; en la resurrección de los muertos, y en el Juicio Eterno; que los hombres serán galardonados o castigados conforme al bien o al mal que puedan haber hecho.
7. Creemos en los poderes y los dones del evangelio eterno, esto es: La palabra de sabiduría; la palabra de conocimiento; el don de la fe; el don de sanidad; la realización de milagros; la profecía; el discernimiento de los espíritus; las diversas clases de lenguas; la interpretación de lenguas.
8. Creemos que los frutos del Espíritu son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
9. Creemos que la Biblia contiene la palabra de Dios; que los Anales de los Nefitas son un testigo adicional de Cristo, y que estos contienen la "plenitud del evangelio".
10. Creemos en el principio de la revelación continua; que el canon de la Escritura no está completo, que Dios inspira a los hombres en cada siglo y entre todos los pueblos, y que él habla cuando, donde, y por medio de quién él elija.
11. Creemos que donde hay seis o más miembros bautizados adecuadamente, y que si uno de los cuales es un élder, ahí existe la Iglesia con pleno poder de extensión eclesiástica cuando se actúa en armonía con la ley de Dios.
12. Creemos que un hombre debe ser llamado por Dios, por revelación, y ordenado por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas.
13. Creemos en la misma organización que existió en los días de Cristo y sus apóstoles. El oficio más alto en la Iglesia es el de un apóstol, de los cuales hay doce, que constituyen testigos especiales de Jesucristo. Ellos tienen la supervisión misional y el cuidado general de todas las iglesias.
14. La función fundamental de la iglesia general, de la cual cada iglesia local es una parte constitutiva, es la obra misional, edificación y extensión del reino de Dios en todo el mundo.
15. Creemos que las iglesias locales deben gobernar sus propios asuntos, y que los oficiales de la iglesia general no deben dominar o interferir en ellos. Ante una invitación, tales oficiales generales pueden, con respeto, dar consejo y ayuda. Las congregaciones locales están sujetas a los Artículos de Fe y Práctica y se deben regir por ellos.
16. Creemos que la Iglesia de Cristo representa a la verdadera hermandad de los hombres, donde cada cual estima a su hermano como a sí mismo, y en donde el mandato divino de "ama a tu prójimo como a ti mismo" se demuestra por la prevalecencia de la igualdad social.
17. Creemos que todos los hombres son mayordomos de Dios y responsables ante él no sólo por la distribución de la riqueza acumulada, sino por la manera en que se administra semejante riqueza. El propósito básico de la mayordomía no es el aumento de los ingresos de la Iglesia o las simples contribuciones de dinero de parte de los que tienen a aquellos que no tienen, sino llevar a los hombres a un entendimiento de la paternidad común y de la hermandad universal del hombre en todos los asuntos y experiencias de la vida, y mantener tales ajustes sociales de manera que cada uno pueda disfrutar de la generosidad y dones de Dios, y ser libre de ejercer sus talentos y habilidad para enriquecer la vida de todos.
18. Creemos que los hombres deben laborar para obtener su propio sostenimiento y el de quienes dependen de él. Los ministros del evangelio no están absueltos de esta responsabilidad, pero cuando la Iglesia los escoge o los designa para que dediquen su tiempo completo a la obra misional, se debe proveer a su familia con los fondos de la iglesia general. Aquí se aplica la admonición de Cristo de que el ministro no debe llevar ni bolsa ni alforja para su viaje, sino que debe ir confiado en Dios y en la gente.
19. Creemos que los asuntos temporales de la iglesia general los ha de administrar el obispado general bajo la supervisión y dirección de las conferencias generales de la Iglesia. Los asuntos temporales de las iglesias locales los administrarán los obispos locales bajo la supervisión y dirección de las congregaciones locales.
20. Creemos que el matrimonio es ordenado por Dios, y que la ley de Dios permite sólo un cónyuge en el vínculo matrimonial tanto para el hombre como para la mujer. En caso de un incumplimiento de este pacto, el cónyuge inocente puede volver a casarse.
21. Somos opuestos a la guerra. Los hombres no están justificados para tomar las armas contra sus semejantes, excepto como un último recurso en defensa de su vida y para preservar su libertad.
22. Creemos en el recogimiento literal del pueblo de Israel y en la restauración de las diez tribus perdidas.
23. Creemos que se edificará un templo en esta generación, en Independence, Missouri, en el cual Cristo se revelará e investirá con poder a sus siervos que él escoja para predicar el evangelio en todo el mundo a toda tribu, lengua, y pueblo, para que se cumpla la promesa de Dios a Israel.
24. Creemos que una Nueva Jerusalén será edificada sobre esta tierra "para el remanente de la simiente de José" (Éter 13:4-8, y 3 Nefi 10:17), cuya ciudad será edificada, empezando en el sitio del templo.
25. Creemos que el ministro y los miembros deben abstenerse del uso del tabaco, licores embriagantes y narcóticos, y que no deben afiliarse a ninguna sociedad que efectúe juramentos o pactos en conflicto con la ley de Dios, o que interfiera con sus deberes como hombres libres y ciudadanos.
1. Creemos en Dios el Padre Eterno, que sólo él es Supremo; Creador del Universo; Gobernador y Juez de todos; invariable y sin acepción de personas.
2. Creemos en Jesucristo, la manifestación de Dios en la carne, que vivió, padeció, y murió por todo el género humano; a quien reconocemos como nuestro único Líder, Testigo y Comandante.
3. Creemos en el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, el Consolador, que escudriña las cosas profundas de Dios, trae a nuestra mente cosas pasadas, revela cosas que han de venir, y es el conducto por el cual recibimos la revelación de Jesucristo.
4. Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la trasgresión de Adán, y que como consecuencia de la expiación de Cristo "todos los niños pequeñitos viven en Cristo, también todos aquellos que están sin ley. Porque el poder de la redención viene a todos aquellos que no tienen ley; por tanto, el que no ha sido condenado, o sea, el que no está bajo condenación alguna, no puede arrepentirse; y para el cual el bautismo de nada sirve" (Moroni 8:22).
5. Creemos que por la expiación de Cristo, todos pueden ser salvos mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio, esto es: Fe en Dios y en el Señor Jesucristo; arrepentimiento y bautismo por inmersión para la remisión de los pecados; Imposición de manos para (a) ordenación; (b) bendición de los niños; (c) confirmación y comunicación del don del Espíritu Santo; (d) sanidad de los enfermos.
6. Creemos en la segunda venida literal y reinado milenario de Jesucristo; en la resurrección de los muertos, y en el Juicio Eterno; que los hombres serán galardonados o castigados conforme al bien o al mal que puedan haber hecho.
7. Creemos en los poderes y los dones del evangelio eterno, esto es: La palabra de sabiduría; la palabra de conocimiento; el don de la fe; el don de sanidad; la realización de milagros; la profecía; el discernimiento de los espíritus; las diversas clases de lenguas; la interpretación de lenguas.
8. Creemos que los frutos del Espíritu son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
9. Creemos que la Biblia contiene la palabra de Dios; que los Anales de los Nefitas son un testigo adicional de Cristo, y que estos contienen la "plenitud del evangelio".
10. Creemos en el principio de la revelación continua; que el canon de la Escritura no está completo, que Dios inspira a los hombres en cada siglo y entre todos los pueblos, y que él habla cuando, donde, y por medio de quién él elija.
11. Creemos que donde hay seis o más miembros bautizados adecuadamente, y que si uno de los cuales es un élder, ahí existe la Iglesia con pleno poder de extensión eclesiástica cuando se actúa en armonía con la ley de Dios.
12. Creemos que un hombre debe ser llamado por Dios, por revelación, y ordenado por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas.
13. Creemos en la misma organización que existió en los días de Cristo y sus apóstoles. El oficio más alto en la Iglesia es el de un apóstol, de los cuales hay doce, que constituyen testigos especiales de Jesucristo. Ellos tienen la supervisión misional y el cuidado general de todas las iglesias.
14. La función fundamental de la iglesia general, de la cual cada iglesia local es una parte constitutiva, es la obra misional, edificación y extensión del reino de Dios en todo el mundo.
15. Creemos que las iglesias locales deben gobernar sus propios asuntos, y que los oficiales de la iglesia general no deben dominar o interferir en ellos. Ante una invitación, tales oficiales generales pueden, con respeto, dar consejo y ayuda. Las congregaciones locales están sujetas a los Artículos de Fe y Práctica y se deben regir por ellos.
16. Creemos que la Iglesia de Cristo representa a la verdadera hermandad de los hombres, donde cada cual estima a su hermano como a sí mismo, y en donde el mandato divino de "ama a tu prójimo como a ti mismo" se demuestra por la prevalecencia de la igualdad social.
17. Creemos que todos los hombres son mayordomos de Dios y responsables ante él no sólo por la distribución de la riqueza acumulada, sino por la manera en que se administra semejante riqueza. El propósito básico de la mayordomía no es el aumento de los ingresos de la Iglesia o las simples contribuciones de dinero de parte de los que tienen a aquellos que no tienen, sino llevar a los hombres a un entendimiento de la paternidad común y de la hermandad universal del hombre en todos los asuntos y experiencias de la vida, y mantener tales ajustes sociales de manera que cada uno pueda disfrutar de la generosidad y dones de Dios, y ser libre de ejercer sus talentos y habilidad para enriquecer la vida de todos.
18. Creemos que los hombres deben laborar para obtener su propio sostenimiento y el de quienes dependen de él. Los ministros del evangelio no están absueltos de esta responsabilidad, pero cuando la Iglesia los escoge o los designa para que dediquen su tiempo completo a la obra misional, se debe proveer a su familia con los fondos de la iglesia general. Aquí se aplica la admonición de Cristo de que el ministro no debe llevar ni bolsa ni alforja para su viaje, sino que debe ir confiado en Dios y en la gente.
19. Creemos que los asuntos temporales de la iglesia general los ha de administrar el obispado general bajo la supervisión y dirección de las conferencias generales de la Iglesia. Los asuntos temporales de las iglesias locales los administrarán los obispos locales bajo la supervisión y dirección de las congregaciones locales.
20. Creemos que el matrimonio es ordenado por Dios, y que la ley de Dios permite sólo un cónyuge en el vínculo matrimonial tanto para el hombre como para la mujer. En caso de un incumplimiento de este pacto, el cónyuge inocente puede volver a casarse.
21. Somos opuestos a la guerra. Los hombres no están justificados para tomar las armas contra sus semejantes, excepto como un último recurso en defensa de su vida y para preservar su libertad.
22. Creemos en el recogimiento literal del pueblo de Israel y en la restauración de las diez tribus perdidas.
23. Creemos que se edificará un templo en esta generación, en Independence, Missouri, en el cual Cristo se revelará e investirá con poder a sus siervos que él escoja para predicar el evangelio en todo el mundo a toda tribu, lengua, y pueblo, para que se cumpla la promesa de Dios a Israel.
24. Creemos que una Nueva Jerusalén será edificada sobre esta tierra "para el remanente de la simiente de José" (Éter 13:4-8, y 3 Nefi 10:17), cuya ciudad será edificada, empezando en el sitio del templo.
25. Creemos que el ministro y los miembros deben abstenerse del uso del tabaco, licores embriagantes y narcóticos, y que no deben afiliarse a ninguna sociedad que efectúe juramentos o pactos en conflicto con la ley de Dios, o que interfiera con sus deberes como hombres libres y ciudadanos.